Ausencia de agua incrementa riesgo de incendios forestales

La falta de lluvia a nivel país en las últimas 13 semanas ha generado escasez de agua en los reservorios, tajamares y espejos de agua, tanto de comunidades rurales e indígenas de diferentes regiones de nuestro país, dirigiéndonos a un escenario ideal para que tengamos que enfrentar una sequía. La posibilidad de que esto se acentué en los meses de julio y agosto es elevada, ya que las proyecciones confirman lluvias por debajo de los valores normales para todo el país, con un importante déficit de precipitación para el Chaco. 

La ausencia de agua y altas temperaturas es destacada por los especialistas en clima. Los Centros Nacionales de Información Ambiental de los Estados Unidos dicen “Sudamérica experimentó su segundo período más cálido en 110 años de registros entre diciembre y febrero”. Además, un informe emitido por la NASA (National Aeronautics and Space Administration) en abril 2020 - ha revelado un importante déficit de lluvias en la región sudamericana en los últimos 6 meses.

Así mismo, en la Región Occidental o Chaco Paraguayo caracterizada por ser una zona árida, este año la falta de lluvia persiste y podría complicarse principalmente en la obtención de agua de consumo humano, a fin de abastecer a las comunidades.

Estas condiciones afectan también los cultivos de autoconsumo y extensivos en la Región Oriental, por ende, tienen su impacto en los aportantes hídricos de cauces mayores, como el Río Paraguay y Paraná, con impacto importante en sus niveles en los últimos tiempos.  

Es importante destacar que las bajas temperaturas, la ausencia de agua y los fuertes vientos, contribuyen a que la vegetación se convierta en material inflamable, a esto sumado las acciones antrópicas, son los que peligrosamente pueden ser disparadores para la generación y propagación de incendios forestales. 

Se debe tener en cuenta que la época de julio a octubre es aquella que registra mayor cantidad de focos de calor, por las variables nombradas anteriormente y sumadas a la vieja práctica de quema de pasturas y basura domiciliaria.

El monitoreo de focos y condiciones de clima es clave, considerando la estadística de eventos anteriores, como aquellos vividos desde agosto a noviembre del año pasado; los cuales consumieron unas 325.000 hectáreas del país, en el Departamento de Alto Paraguay y Presidente Hayes.